Bisiestos



Y afuera nada. Y yo, niño triste que ni a señas habla, extiendo mis manitas para recoger crisálidas que horas antes han sido aplastadas contra un suelo agrietado que me provoca sarna. El sol ya no provee de vida. La vida hierve de tristeza. Y yo, niño triste que finge sonrisas eternas, me envuelvo en telarañas. No hay mas seda para vestir a la dama. Y está llorando en el jardín de las etéreas, las descalzas, las que abren la boca para escupir plegarias. Y yo, niño sinverguenza, le armo una corona de mariposas muertas que apestarán por la mañana.

1 comentarios:

apetito dijo...

el sol apesta en verano.
eres el nino triste y no creo encontra otro tan triste como tu.