Recapitulando.

Cuando nací la partera se lo advirtió a mi madre.
-Seño...tarde que temprano...se le maleará su chamaquito.
Mi madre no entendió bien pero me abrazó tan fuerte que dejó huellas de sus dedos en mi piel de recien nacido. Aún las conservo de la misma manera que ella conserva el recuerdo del comentario. De vez en cuando asoma su cabeza por la ventana y me mira partir y luego se sienta a bordar en silencio, pensando si a esas horas yo ya estaré maleado. Y yo no digo nada. Avanzo en medio del polvo que se levanta en las calles de una Cuernavaca que se asfixia y a pesar de eso, se mantiene callada. Detrás de mí va el fantasma de la partera. Arrastrando los pies, arrastrando las arrugas, arrastrando la carga de haber contribuido a mi nacimiento. Tampoco ella dice nada.

Y yo me muero por abrirle esos labios arrugados y robarle las palabras.

3 comentarios:

kaxetona! dijo...

ahhh
.:.tuko.:.
Hoy será el día en que iré tras de tí. Tú nunca vendrás i nO pienso sentarme a esperarte..
Creo que se te ha dado por querer robarle las palabras a todos..no?
Qué más puedo decir en mañana como esta!..Palabras como aquellas , supongo..

*

Liebre marziana (no marciana) dijo...

oHla:

Me gusta mucho ese texto y creo que lo más interesante del texto es la bipartición madre-partera. Recuerdo haber leído una versión más larga de este texto, pero igual cuando lo leí (en el flog) me fascinó, espero que sigas escribiendo muchas cosas, me gustó mucho!!!!
cuidate y que estés bien

arthurro

Filos en Mundo de Sofía dijo...

Creo que a veces el silencio guarda, el más fuerte de los reclamos.

Muchos saludos.

Elva*