Novenario

Madre suele salir con frecuencia por las tardes a novenarios de vecinos fallecidos, la colonia es la más grande de la ciudad, así que apenas se da abasto. "Hay que acompañar" dice, y no me queda claro si la compañía es para los familiares o para el muerto. No va sola, son varias señoras que caminan en grupo cubriéndose del sol de las cinco de la tarde, del mortero convertido en polvo que se forma en estas calles mal pavimentadas, de la tierra que les avientan encima los microbuseros que no respetan madres ajenas. Llegan a las casas sin nada más en las manos que sus rosarios oxidados y sus labios que parecen acalambrarse sino sueltan sus plegarias. Ahí están todas rezándole a un muerto ajeno, cantando el "salgan salgan salgan animas en pena, que el rosario santo rompe sus cadenas", y una larga y monótona letanía que culmina en un "Ruega por él" intermitente. Luego del rosario, toman algún café, té o lo que les ofrezcan y a veces ni eso, pues deben salir corriendo porque tienen que alcanzar el rosario de otro difunto al que se le ocurrió el desatino egocéntrico de morirse al mismo tiempo. Madre no puede contener las ganas de decirle adíos a los difuntos, de pedirles quedito que le vayan abriendo de a poco el caminito. Hace bien, es a los muertos a los que hay que acercarse, porque un vivo no siempre será un vivo, jamás perpetuo. Pero un muerto, jamás dejará de ser un muerto.

1 comentarios:

apetito dijo...

ay las mamas tan lindas! Creo q tu madre y la mia tiene mucho en comun xD...(hay q hacer huelga pa q respeten madres ajenas jaja) Nunca falta un muerto en el mes de diciembre especialmete en este diciembre parecia que llevaba prisa por llevarse a todos los viejos.